Por: Carlos Enrique Paternina.
El dos de octubre del año pasado, el DNP anunció la inversión de
2,5 billones de pesos para la Mojana, tras evaluar los daños ocasionados por la
ruptura del dique sobre el río Cauca, en el punto conocido como “CareGato” (27
de agosto). Paradójicamente, las obras anunciadas para proteger los cascos
urbanos de los nueve municipios se quedo en un anuncio mas, son tantos los
anuncios a los que nos tienen sometidos en el departamento, que podríamos armar
jolgorio en honor a ellos.
Ese mismo día, se anuncio la formulación de dos documentos CONPES,
uno para declarar la importancia estratégica de la subregión, el otro
aseguraría los recursos para la solución integral y definitiva. El pasado 29 de marzo fue aprobado el
documento CONPES 4076, declarando la importancia estratégica regional del
proyecto de inversión estudios, diseños a detalle y construcción de obras de
protección y dinámicas hidráulicas en los departamentos de Sucre, Córdoba,
Bolívar y Antioquia y del proyecto de inversión Nacional fortalecimiento
financiero para gestionar el riesgo de desastres en la región de la Mojana.
El 4076 hace referencia a estudios anteriormente adelantados para
cambiar las realidades en la Mojana: el CONPES 3421 de 2006 “reactivación
económica y social de la región de La Mojana”, basado en un estudio de la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
“Programa de Desarrollo Sostenible de La Mojana” en el que se establecía la
necesidad de invertir 77mil millones de pesos, para ello se estableció la
estrategia Alianza Pro-Mojana, con el fin de garantizar la coordinación
intersectorial entre la nación y el territorio. Lastimosamente la Alianza no
avanzo, y con ello se perdió la oportunidad de sacar adelante a la región, y
transformar la realidad de sus pobladores.
Posteriormente, en el año 2012, MinAmbiente, el IDEAM y el PNUD,
formularon el proyecto “Reducción del riesgo y de la vulnerabilidad frente al
cambio climático en la región de La Depresión Momposina en Colombia” buscando
reducir la vulnerabilidad de las comunidades a desarrollar entre los años 2012
y 2017. Sin embargo no tuvo un
desarrollo regional y solo se adelantaron acciones en los municipios de San Benito
Abad, Ayapel y San Marcos.
En el año 2013 y producto de los desastres ocurridos por el
fenómeno de la niña (2010-2011), se aprueba el CONPES 3776 Declaratoria de
importancia estratégica del proyecto Construcción y reconstrucción de las zonas
afectadas por la ola invernal acogiendo el Decreto Nacional 4580 de 2010, donde
se identifican “intervenciones en 431 sitios críticos de la red vial nacional,
la necesidad de construir 58.087 viviendas, 361 instituciones educativas, 67
instituciones prestadoras de salud, 155 sistemas de acueducto y 87 sistemas de
alcantarillado; así como la ejecución de proyectos integrales en La Mojana,
Jarillón de Cali, Canal del Dique y Gramalote. El grado de cumplimiento de este
documento CONPES para el macroproyecto de La Mojana es del 80%, quedando
pendiente la ejecución de algunas obras de infraestructura relacionadas con
construcción de viviendas, instituciones educativas y de salud, y obras para la
reducción del riesgo de desastres por inundaciones, lo que sumado, a que se
contemplaron intervenciones integrales como restauración de ecosistemas y
rehabilitación de los canales en una baja escala, no ha sido suficiente para
reducir los impactos por las inundaciones que siguen afectando el desarrollo de
la región” (CONPES 4076).
En el año 2016 el Fondo de Adaptación publicó el Plan de Acción
para la reducción del riesgo de inundaciones y la adaptación al cambio
climático, identificando los siguientes ejes estratégicos: (1) programa de
Infraestructura más segura y sostenible; (2) garantizar un Hábitat saludable;
(3) promoción de un desarrollo socio-económico adaptado; (4) recuperación de
las dinámicas ambientales naturales de la región; y (5) promoción de la
gobernanza y el fortalecimiento de las capacidades de los entes territoriales.
En 2021 el DNP, la UNGRD, el Ideam, y MinAmbiente elaboraron el
Documento CONPES 4058 “Política pública para reducir las condiciones de riesgo
de desastres y adaptarse a los fenómenos de variabilidad climática” al año 2030, la idea es que se convirtiera en un
instrumento fundamental para orientar las acciones que se desarrollen en los
municipios de La Mojana y del valle de los ríos Sinú y San Jorge.
Las obras identificadas en el reciente documento CONPES (4076) son
las siguientes: (1) construcción de tablestacados en los cascos urbanos de los
municipios de San Jacinto del Cauca y Achí (Bolívar) y Guaranda, Majagual,
Sucre, Caimito y San Benito Abad (Sucre) (exceptuando Ayapel y Nechí) con
profundidades de empotramiento variables, obras de protección de cauces,
estaciones de bombeo, diques perimetrales con geometría independiente para cada
caso y la construcción de viviendas palafíticas; (2) implementación y
reforzamiento de un dique de 122 km de longitud con 33 puntos de conexión
hidráulica con el río Cauca y dos puntos en el río San Jorge; (3)
implementación de SbN para la rehabilitación y mantenimiento de canales o
caños; (4) restauración de los ecosistemas que son la fuente principal del
desarrollo económico de los pobladores de la región.
Este proyecto estratégico beneficiaria a la población total
proyectada para el año 2021, equivalente a 450.46134 habitantes y por supuesto,
los humedales, ciénagas, zapales. Según los datos de la Dirección de Desarrollo
Rural Sostenible del DNP (2012), el total de área del territorio destinada a
actividades agrícola, agrosilvopastoril y ganadero corresponde a 748.688
hectáreas, todo un potencial que puede llevarnos a convertir a la Gran Mojana
en territorio generador de riqueza.
La Gran Mojana esperaba el inicio de las obras definitivas, sin
embargo, esto fue posible, no contar con las mismas sigue y seguirá derivando
en SOS en los territorios, décadas de improvisación en obras absurdas
contrastan con lo descrito en los estudios y documentos de referencia: Costales
y bolsas son lo común, falsos dragados que no son mas que corte de tapones, una
que otra capa de arena en los carreteables para que se vean presentables en
épocas de elecciones, dando “dulce” a los pobladores para que sigan votando por
los mismos políticos de siempre, esos que siguen firmes como dueños del hato
poblacional, los que mandan y gobiernan en los territorios, son co-participes y
co-responsables de todo lo que sucede en la Mojana, los mismos que se visten
para ir a tomarse fotos y videos llevando ayudas, mostrándose humanitarios y adoloridos
con el sufrimiento ajeno de los pobladores de esta basta región, también
responsables los que viviendo las tragedias, reciben gustosos los “dulces” de
sus verdugos y quienes mal ejecutan las obras contratadas.
A muchos nos asaltan dudas sobre las actuaciones adelantadas por
décadas en la Mojana: ¿Cuanta inversión absurda se encuentra bajo las aguas de
los ríos? ¿cuantos sobrecostos y abusos en las perdidas de ganado y cultivos?
¿colados en los listados de esas perdidas? ¿Cual es la inversión total
realizada en la región que no ha logrado resolver los problemas coyunturales?
¿hubiese sido posible con tanta ineficiencia hacer lo definitivo?¿es complejo
construir las obras definitivas? ¿por qué les quedo grande cerrar el boquete en
Caregato?
Los 77mil millones dejados de invertir para transformar la
realidad económica de la región Mojana, dejan un sin sabor, mas cuando se ve el
detalle de los 74mil millones de pesos invertidos por la Unidad Nacional para
la Gestión del Riesgo de Desastres en apoyos con suministro de maquinaria
amarilla entre los años 2019 y 2022 y las obras de emergencia de los años 2021
y 2022, otros tantos de miles de millones en ayudas alimentarias, hamacas,
colchonetas, frazadas, toldillos kits de aseo y cocina. Por favor, ¿Hasta cuando
tanto abuso?
Confieso que sigo creyendo que es posible construir utopías: imagino
recorrer las ciénagas y caños en una cómoda embarcación, bajo el recitar de
historias mágicas, la Marquesita y sus dominios inconmensurables; un sonido me
recuerda que la diosa de las aguas debe andar bajo la sombra de algún imponente
zapal, con sus cabellos dorados que baña plácidamente y en sus manos la totuma
de oro, ella siempre al asecho de niños traviesos, o seduciendo visitantes con
su canto envolvente que termina siendo estridente y tenebroso; disfrutar del
suave canto de los humedales, entre patos, garzas y yocongos, esplendido
encuentro de aguas y cielo, pasar por pueblos perdidos en esa inmensidad, donde
dicen que hasta quitan sueño, casas elevadas que recuerdan el dominio del
hombre sobre el agua, hablar y tomarme tinto con los señores de la pesca y
siembra, aprender las costumbres de los que vive en el agua, si, disfrutar y
vivir un rato sabroso en la Gran Mojana.
Sin lugar a dudas, tienen la capacidad para generar riqueza, transformando
los pueblos en eco-aldeas, potenciando el agroturístico, de generaría empleo de
calidad, es posible sumando proyectos estratégicos y al sector privado, pero
para hacer realidad este sueño colectivo, se requiere apostarle a tres retos:
primero, lograr la buena voluntad del nuevo Gobierno Nacional para desarrollar
las obras definitivas; segundo, cambiar a los que manejan lo público en los
territorios o por lo menos dejar de aplaudirles y cargarles por lo poco que
hacen o por lo mucho que hablan; por ultimo, mas estrategia y menos anuncios.
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