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COVID: UNA OPORTUNIDAD PARA MEJORAR NUESTRO SINCELEJO - PRIMER RETO



Por:      Carlos Arturo Bustamante Fernández – Ingeniero Civil, MSc, consultor y docente universitario.

Carlos Enrique Paternina Contreras – Arquitecto, Planificador Urbano, consultor y docente universitario.



Primer Reto: La bicicleta como apuesta a una movilidad sostenible, segura y equitativa.

Recién escribimos acerca de las características que tiene Sincelejo para ser una “ciudad de los 15 minutos” y la oportunidad que nos ofrece la actual situación para mejorar nuestra ciudad, la cual tiene grandes desafíos, pero igualmente oportunidades específicas que se pueden gestionar con resultados prometedores.

Uno de esos grandes retos corresponde a la movilidad, exactamente al componente de transporte de pasajeros, debido a las carencias de un sistema de transporte público que por mucho tiempo ha obligado a buscar otras alternativas, cambiando la forma en que viajamos. El resultado: un impacto notable en nuestra ciudad a causa de la abundancia de motocicletas, automóviles y camionetas; y esto no sería grave si la ciudad hubiese evolucionado con el tiempo y su diseño adaptado a los cambios y dinámicas sociales que han tenido un impacto notable.

Nuestra ciudad, es una colcha de retaso producto de la escasa planificación urbana y del espontaneo desarrollo vial heredado de los irregulares trazados indígenas que no fueron del todo “enderezados” en la reorganización urbana adelantada por Don Antonio de la Torre y Miranda; Sincelejo no escapó al modelo del trazado de damero cuya herencia renacentista se basaba en los ideales vitruvianos, una sencilla cuadricula, en la que en su centro se establecían los estamentos de poder eclesial y gubernamental; sin embargo, el modelo no se logró seguir en el resto del caserío, el cual a medida que crecía seguía los causes de los arroyos y los caminos que conducían a las poblaciones cercanas.

Desde hace más de dos (2) décadas, el automóvil y la motocicleta predominantemente, han gobernado nuestras urbes, generando graves problemas de congestión y ruido, al tiempo de contribuir a la expansión del suelo urbano, derivando en el deterioro de la calidad de vida al tener que dedicar mayores tiempos de desplazamiento para acceder a las actividades diarias del que hacer como individuos en una sociedad. Y de esto ya conocemos razones que lo motivaron, y de igual forma ciudadanos y autoridades saben que debemos propender por un cambio en nuestra estructura espacial, pero si la ciudad y su infraestructura urbana no puede evolucionar más allá de lo que es hoy ¿qué hacemos? ¿a qué le apuntamos como alternativa al transporte público ineficiente? Nuestra apuesta sería por la bicicleta.


La falta de un sistema de transporte público eficiente viene siendo una realidad que nos ha acompañado por más de una década; pasamos de unos buses urbanos que recorrían la ciudad de extremo a extremo desde el barrio Argelia hasta la Selva, y de esta última a la Narciza, a las famosas microbusetas que iban desde los principales barrios al centro de la ciudad, y se estacionaban por largo tiempo a la espera de llenar el cupo para emprender el recorrido de retorno, ante la indignación de los usuarios fue apareciendo la moto como respuesta a un sistema ineficiente y carente de calidad en el servicio. Hoy en día este medio de transporte es el que domina el sistema de movilidad, incrementándose debido a los riesgos asociados la accidentalidad, y con ello se ha convertido en un tema de salud pública.

A pesar de que hace más de tres (3) administraciones empezó la apuesta por poner a circular el SIBUS, con inversiones cuantiosas sustentadas en los CONPES 3637 de 2010 y el CONPES 3833 de 2015, la ciudad sigue sin contar con un sistema de transporte eficiente que garantice la movilidad de su población, además de ello sigue la ciudadanía prefiriendo la moto a pesar de que su costo es muy superior al de los buses urbanos, esto en parte a los constantes cambios en las rutas, a las demoras en las frecuencias de los viajes, y al deterioro de los buses ingresados al sistema, al revisar la información sobre cómo se desplazan los sincelejanos encontramos que “el caminar” sigue siendo una realidad de muchos de nuestros conciudadanos, lo que reafirma que es posible conseguir el modelo de “la ciudad de los 15 minutos”.

Además, debemos pensar en prever las dificultades económicas a la que nos enfrentamos en esta realidad de la pandemia, debemos plantear cómo va a ser el acceso de la población más vulnerable a los sistemas actuales de transporte de la ciudad, para cumplir con sus requerimientos sociales, y en esto se tiene claro que la mayor parte de la población no tiene acceso al transporte público y la bicicleta representa la alternativa menos costosa para movilizarse. La idea es que, desde la administración pública, a falta de impulsos para brindar un sistema de transporte digno y eficiente, brinde una nueva alternativa, garantizando un sistema de movilidad sostenible y eficiente, al tiempo de replantear el sistema de buses bajo una estrategia de movilidad metropolitana, lo que ayudaría no solo a pensar en una solución compartida con los municipios circunvecinos de Corozal y Sampués, sino también a darle cierre financiero al mismo.

Esta realidad urbana de calles en zigzag, algunas inconclusas, la presencia de causes de arroyos, van generando una serie de condicionantes que terminan afectando la forma en que hemos concebido cómo movernos, sin embargo se puede adaptar la actual infraestructura vial para lograr más espacio para el peatón y el ciclista, con inversiones reducidas e intervenciones estratégicas que posibiliten rediseñar la ciudad para el ciudadano, estableciendo como estrategia una nueva forma de movernos, asumiendo medidas activas para fomentar el uso de la bicicleta. Actualmente la ciudad cuenta con una dotación mínima de ciclo-parqueaderos y ciclas públicas, que ya describimos en el artículo “Sincelejo: ciudad de los 15 minutos”.

Pero ¿cómo puede la bicicleta transformar la forma en que nos movemos? Pues la experiencia mundial nos muestra que los hábitos de las personas pueden cambiar si los gobiernos crean políticas, las estimulan y adecúan la infraestructura necesaria. Incrementando los ciclo-parqueaderos y estableciendo rutas seguras desde los barrios al centro de la ciudad, inicialmente con la segregación de un carril unidireccional, cambiando por donde se establezca la ciclo-ruta el sistema vial de vehículos a una dirección en lugar del actual modelo bidireccional que tenemos en la mayoría de vías urbanas, se establecería así una respuesta transitoria, para buscar el estímulo al sistema, que posteriormente puede ser complementado con obras de infraestructura para volverlo permanente; hay que apostarle al rediseño de espacios en beneficio de nuestros conciudadanos, como la conversión de áreas reservadas para automóviles en espacios peatonales, ciclovías y áreas compartidas. El resultado sería una infraestructura centrada en las personas, para que estas recurran a la bicicleta para moverse como respuesta a la falta de transporte público, su practicidad y bajo costo; ¿qué tal si Sincelejo termina por hacer más del 50% de sus viajes en bicicletas con cadenas, scooters o bicicletas eléctricas? 

https://www.youtube.com/watch?v=fC7IRJ5i1WM&feature=youtu.be


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¿Vigilantes de parques o frentes de seguridad urbanos?

Sincelejo se vuelve nuevamente tendencia nacional, no precisamente por ser ejemplo en estrategias de desarrollo territorial y generación de oportunidades. Una de las razones de esta notoriedad negativa es la reciente decisión de la alcaldía de Sincelejo de contratar una empresa de vigilancia privada por un valor cercano a los 25 mil millones de pesos para "vigilancia y seguridad de los bienes y espacios a cargo de la alcaldía". Los videos e imágenes difundidos por la alcaldía y sus medios aliados muestran un grupo de exmilitares armados junto a motocicletas de alto cilindraje, lo que los hace parecer un grupo antimotines o agentes del GAULA con sus trajes y chalecos negros. Según el alcalde, esta medida busca mejorar la percepción de seguridad y funcionar como una red de apoyo para la Policía Nacional. Sin embargo, el hecho de que estén armados, se desplacen en motos por la ciudad y sean llamados “frentes de seguridad” por el propio alcalde, genera inquietudes sobre las verda