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SINCELEJO METRÓPOLI DE LA SABANA



Por:        Carlos Enrique Paternina Contreras. Arquitecto, Planificador Urbano, Consultor y Docente Universitario.


Algunos condicionantes permitieron que el hombre dejara de ser nómada para así establecerse en un espacio sedentario rodeado por su comunidad (sociedad), las cuales gracias al trabajo colectivo se desarrollaron hasta lo que hoy conocemos como ciudades. En el caso de las Américas, muchas de ellas son el producto de la visión española de fundación o refundación de poblaciones con criterios estratégicos de protección o de aprovechamiento económico; sin embargo, algunas son el legado de pueblos indígenas anteriores al siglo XV, como el caso de Sincelejo donde tenemos claro que los zenúes en su cosmogonía, como hombres del agua, escogieron la ubicación de muchas de nuestras actuales poblaciones.

Hoy la forma en la que concebimos el mundo es distinta, nuestra manera de relacionarnos ha logrado trascender las fronteras de lo físico o más bien de lo material, de lo que concebimos como real, hemos acortado los tiempos de comunicación; el internet, las redes sociales y el avance tecnológico han permitido interactuar en tiempo real con otras personas en distintas nacionalidades, hemos trascendido ese concepto de territorialidad, hasta el punto en que a los nuevos ciudadanos se les complejiza entender dónde termina la realidad y dónde empieza la virtualidad. Vivimos de cierta forma en dos (2) mundos cada día más relacionados.

El crecimiento acelerado ha llevado a las ciudades más allá de sus límites territoriales, varios factores han ayudado en el proceso, como el abandono de la ruralidad ya sea por la búsqueda de sueños o por el desplazamiento forzado; en fin, son muchos y variados los motivos que se ven reflejados en una realidad territorial. El crecimiento bajo los postulados del movimiento moderno llevó al abandono de los centros poblacionales por parte de la elite económica en la búsqueda de un “mejor vivir”.

Este proceso en Sincelejo y en otras ciudades del caribe colombiano se dio de manera tardía, y aún hoy sigue presente, al igual que el desarrollo de invasiones en lo que conocemos como barrios informales, los cuales se extienden peligrosamente más allá de las fronteras urbanas, sin planificación y por supuesto con escasa o nula disponibilidad de servicios públicos.

Para el año 2018, según proyecciones del DANE, el Municipio de Sincelejo contaba con una población cercana a los 277.000 habitantes, de los cuales el 90,30% están establecidos en la zona urbana y el 9,70% en la zona rural. Esta población representa el 32,8% del total departamental, y mantiene un fuerte vínculo con municipios cercanos pues cada día se ve más próxima la conurbación en el eje Corozal – Sincelejo – Sampués, la cual guarda una interrelación económica y social entre los municipios cercanos a la capital departamental, que ven en este la fuente de actividades económicas, de salud y educación; al observar la vocación territorial encontramos que la ciudad se ha ido convirtiendo en el centro de una metrópoli que recibe a diario más de 15.000 personas de las poblaciones circunvecinas. Claramente la capital del departamento es el epicentro de las universidades, los principales centros educativos superiores y de equipamiento social toda vez que cuenta con centros comerciales, los cuales se han convertido en el escaso referente de esparcimiento y disfrute del habitante metropolitano.

Estas relaciones de intercambio generan un impacto en el territorio, por ello es preciso fijar algunas estrategias que posibiliten la visión de ciudad-región, a través del diseño e implementación de políticas públicas que propicien un balance entre el crecimiento económico, la promoción de la equidad social, la protección del ambiente y asociatividad territorial.

El “Área Metropolitana de La Sabana” nos recuerda que desde antes de la llegada de los españoles el Pueblo Zenú habitaba la región comprendida por los Departamentos de Sucre, Córdoba y parte del territorio del Bajo Cauca antioqueño, Urabá y el centro de Bolívar, bajo un modelo de integración, compartiendo no solo una misma realidad geográfica, una cosmovisión ancestral, una riqueza basada en el quehacer del hombre, labrando la tierra y dándole valor a lo que emprende, es una manera de reivindicar la configuración de buena parte de las municipalidades y a la marcada influencia de los zenúes.

Establecer una estrategia territorial de concertación, por ejemplo con los municipios de Corozal, Sampués, Betulia y los Palmitos, mediante el dialogo consensuado y la planificación estratégica, permitirían resolver temas que hasta ahora se han imposibilitado desde la óptica municipal individual, entendiendo la ruralidad, los conflictos intermunicipales como el transporte, el saneamiento de los cauces de arroyo, la prestación de servicios públicos metropolitanos, la descentralización y fortalecimiento territorial desde la óptica de integración y complementariedad.

Es decir, llegar a ser una metrópoli permitiría avanzar en las acciones prioritarias para el desarrollo, en la generación de políticas públicas que beneficien las partes como un solo bloque logrando mayor capacidad de gestión ante el gobierno nacional y ante inversiones que ayuden a salir de los rezagos en materia de equipamientos, infraestructura y servicios urbanos y rurales básicos; además, representaría una ventaja en materia de planeación y con buena gestión, oportunidades de tener presencia internacional, y de atraer inversiones que generen empleo, mejores ingresos y nivel de vida de nuestros conciudadanos.



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¿Vigilantes de parques o frentes de seguridad urbanos?

Sincelejo se vuelve nuevamente tendencia nacional, no precisamente por ser ejemplo en estrategias de desarrollo territorial y generación de oportunidades. Una de las razones de esta notoriedad negativa es la reciente decisión de la alcaldía de Sincelejo de contratar una empresa de vigilancia privada por un valor cercano a los 25 mil millones de pesos para "vigilancia y seguridad de los bienes y espacios a cargo de la alcaldía". Los videos e imágenes difundidos por la alcaldía y sus medios aliados muestran un grupo de exmilitares armados junto a motocicletas de alto cilindraje, lo que los hace parecer un grupo antimotines o agentes del GAULA con sus trajes y chalecos negros. Según el alcalde, esta medida busca mejorar la percepción de seguridad y funcionar como una red de apoyo para la Policía Nacional. Sin embargo, el hecho de que estén armados, se desplacen en motos por la ciudad y sean llamados “frentes de seguridad” por el propio alcalde, genera inquietudes sobre las verda