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EL TURISMO COMO ELEMENTO DINAMIZADOR DE LA ECONOMÍA POSTCOVID EN SINCELEJO


Por: Carlos Enrique Paternina Contreras, Arquitecto, 
Planificador Urbano, Consultor y Docente Universitario.



Patrimonio, pasado y futuro de la mano para la reconversión de las ciudades.

El turista actual anda en búsqueda de lo que considera auténtico, de nuevas experiencias urbanas, por lo cual toma cada vez más fuerza el patrimonio como objetivo turístico, lo que ha llevado a los centros históricos a convertirse en lugares de visita obligada en busca de la memoria colectiva.

Aquí aparece un gran reto para las administraciones locales: la identificación de lo patrimonial en lo material e inmaterial, y en cómo vender esta riqueza cultural. Entonces, resulta importante generar reflexiones sobre las políticas tendientes a la explotación turística del patrimonio y su vínculo con las dinámicas de gentrificación, las tensiones y los conflictos urbanos.

La arquitectura y el urbanismo son claramente elementos de ordenamiento y de control social utilizados en la mayoría de los casos para desplazar hacia la periferia urbana a estas poblaciones consideradas por algunos “problemáticas” para el sano convivir de la ciudadanía. Para evitar la exclusión, es fundamental en los procesos de regeneración urbana en los centros históricos, realizar trabajos de índole social, no solo concentrarse en la recuperación del entorno físico, pues debemos tener presente que estos sitios sirven de refugio o hábitat para personas de muy bajos recursos que viven del “rebusque” o del día a día, o en el peor de los casos en las zonas totalmente degradadas, donde conviven los “habitantes de la calle” con los expendedores de drogas, armas y prostitución.

En Sincelejo afortunadamente el centro histórico no se ha degradado a los niveles de otras ciudades; sin embargo, presenta deterioro en edificios de carácter patrimonial, así como en algunas zonas de espacio público, además de un abandono de las actividades lúdicas y de encuentro social, siendo el principal punto de encuentro para algunos ciudadanos la Plaza Santander y la Plaza Olaya Herrera; igualmente es una realidad urbana el escaso ancho de las vías peatonales, el aprovechamiento de las vías vehiculares como parqueaderos y la preferencia del vehículo sobre el peatón.

En los últimos años parte de la actividad comercial, de esparcimiento y de encuentro social se ha ido desplazando a los centros comerciales establecidos en la ciudad, degradándose aún más las actividades inherentes a su realidad urbana. Pese a ello, el centro de la ciudad sigue siendo la sede de las principales entidades bancarias, hoteles y moteles, restaurantes, almacenes tradicionales y populares de ropa y calzado, así como sitio de venta de muchos productos de carpintería y electrodomésticos, en fin, de ventas que surten un mercado regional, incluso de alimentos, pues parte de este sigue siendo utilizado por “vendedores de carreta” y puestos ocasionales en el espacio público.

En atención a estas realidades, nuestro reto en Sincelejo pasa por identificar los edificios y sitios urbanos de alto valor patrimonial, cultural o social, que puedan ser fácilmente apropiados por la ciudadanía y ser detonantes para la transformación, pues debemos buscar estratégicas para que el sector privado se involucre en estos planes de renovación y búsqueda de nuevos elementos de valor turísticos, enfocada desde la revitalización de las relaciones sociales, la recuperación impulsando las edificaciones para apartamentos de vivienda, el desarrollo de museos y bibliotecas públicas, restaurantes y bares, centros de eventos, y tiendas especializadas; en fin, una multiplicidad de usos para lograr darle vida nocturna, pero aún más importante es recuperar el espacio público, incluso transformar algunas vías vehiculares a peatonales para incentivar no solo el comercio, sino principalmente el valor ciudadano, buscando desarrollar en ellas algunas actividades culturales y aumentar las áreas de espacio público que en Sincelejo escasamente está en 3,68m2/habitantes.

En cuanto a las vías vehiculares, peatonales y de uso de medios alternativos como la bicicleta, deben establecerse de acuerdo con la imagen que se desea proyectar de la ciudad, así como lograr implementar políticas de arborización acorde a las realidades urbanas de estos sectores es estratégico en el caso de la ciudad, por ello la importancia de lograr hacer planes zonales de planificación más detallados de la mano del Plan de Ordenamiento Territorial.

Agroturismo, ecoturismo y dinámicas verdes para el aprovechamiento en la generación de nuevos ingresos.


Es notoria la situación de pobreza que viven los habitantes de las veredas y corregimientos rurales; nuestros campesinos viven del cultivo, la pesca y la pequeña ganadería, pero el desarrollo rural en muchos casos es limitado, las vías se encuentran en mal estado, falta infraestructura de servicios públicos, hay peligros de degradación y extinción de entornos naturales.

La nueva ruralidad implica grandes retos, pensar en la integración de estos entornos al medio urbano, generar proyectos innovadores de desarrollo sostenible que ayuden a la superación de los desequilibrios sociales, económicos y ambientales. Por ello toma valor el “enfoque territorial del desarrollo rural” que no es más que un proceso de transformación productiva que busca articular la economía del territorio rural con mercados dinámicos.

El entorno rural y ecológico se ha convertido en destino de un sector de turistas, que cada vez más, persigue vivir experiencias de reencuentro con la naturaleza y con las vivencias del campo, lo que implica brindar nuevos productos y servicios que pueden desarrollarse en estos entornos. Propuestas de ecoturismo, agroturismo, turismo rural, turismo comunitario y de aventura vienen desarrollándose en muchas ciudades, con el apoyo no solo de los gobiernos locales y nacionales, sino de ONG, fondos de inversión, empresas privadas, y emprendedores, permitiendo la revitalización territorial rural, innovación y generación de conocimiento, así como apropiación de conocimientos ancestrales. Para ello podemos identificar diversas actividades que se pueden implementar en el territorio rural:

·         Actividad agrícola y semiagricola: venta en el propio predio de productos agrícolas con algún valor agregado, podría estar vinculado a turismo gastronómico.
·         Granjas comunitarias de producción.
·         Recreación y turismo: encontramos diversas alternativas como el camping y alojamiento en viviendas típicas campesinas, eco hoteles, agroturismo, granjas ecológicas y o educativas, actividades de caza y pesca, actividades de turismo deportivo y de aventura.
·         Turismo cultural que se puede dar en pueblos y veredas con alguna riqueza arquitectónica como viviendas vernáculas, riqueza arqueológica o histórica.
·         Pago por compensación ambiental, bonos ambientales, producción de energía eólica.

El turismo rural es claramente una alternativa de desarrollo, permite la puesta en valor del medio rural, y se convierte en una forma de cerrar la brecha económica entre el campo y la ciudad, así como generador de nuevas alternativas de esparcimiento, recuperación de zonas deforestadas, apropiación de saberes ancestrales, medio de educación y cultura, y aliciente para estas comunidades abandonadas y empobrecidas en un medio cada vez más urbano y globalizado.


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¿Vigilantes de parques o frentes de seguridad urbanos?

Sincelejo se vuelve nuevamente tendencia nacional, no precisamente por ser ejemplo en estrategias de desarrollo territorial y generación de oportunidades. Una de las razones de esta notoriedad negativa es la reciente decisión de la alcaldía de Sincelejo de contratar una empresa de vigilancia privada por un valor cercano a los 25 mil millones de pesos para "vigilancia y seguridad de los bienes y espacios a cargo de la alcaldía". Los videos e imágenes difundidos por la alcaldía y sus medios aliados muestran un grupo de exmilitares armados junto a motocicletas de alto cilindraje, lo que los hace parecer un grupo antimotines o agentes del GAULA con sus trajes y chalecos negros. Según el alcalde, esta medida busca mejorar la percepción de seguridad y funcionar como una red de apoyo para la Policía Nacional. Sin embargo, el hecho de que estén armados, se desplacen en motos por la ciudad y sean llamados “frentes de seguridad” por el propio alcalde, genera inquietudes sobre las verda