Por. Jhonatan Bedolla Pérez.
Los campesinos, los agricultores, los recicladores,
los indígenas, los afrodescendientes, la clase baja, los estudiantes, los
vendedores informales, la juventud; todos estos que durante mas doscientos años
de vida republicana han sido excluidos y marginados del colectivo social: LOS NADIE, celebraron este 19 de junio,
en vísperas de la segunda vuelta presidencial, el triunfo de Gustavo Petro
Urrego. Por primera vez en la historia
reciente del país, los nadie fueron los artífices para que un gobierno popular
en su esencia, llegara a presidir la Casa de Nariño durante el periodo 2022 –
2026. El clamor y el llanto en las calles del territorio nacional fue
incontenible. Lágrimas de esperanza e ilusión colectiva inundaron miles de
hogares colombianos ese inolvidable 19 de junio.
Históricamente Colombia ha estado dividido por
sectores económicos, sociales y políticos, ese ha sido el trasegar de nuestra
República. Estas divisiones nos han costado vidas y han generado conflictos de
distinta índole, conflictos que la clase política tradicional del país ha
sabido direccionar para capitalizar la sensación de resignación y vender la
idea de tranquilidad y bienestar a la ciudadanía a través de un discurso
guerrerista y excluyente que solo ha servido para auspiciar intereses mezquinos
de unas elites que han movido los hilos del poder a su antojo.
Ese discurso guerrerista y excluyente provocó distintos
estallidos sociales que, sin duda alguna, fueron la antesala a lo que el pueblo
colombiano mayoritariamente en cabeza de los nadie iba a decidir en las urnas, en
democracia, el 19 de junio. Tal cual como ocurrió.
Los distintos gobiernos que han estado al frente del
ejecutivo nacional, han olvidado todo el tiempo que el poder político tiene un
fin social y una deuda histórica con los marginados y, eso, los ha llevado a no
sentarse con el pueblo que juran proteger, defender y escuchar cuando están
haciendo posesión de su cargo público. Todo mal.
Ese desentendimiento de los últimos gobiernos con la
ciudadanía, en especial el actual, en cabeza de Iván Duque, llevó a que Gustavo
Petro capitalizara política y electoralmente esos reclamos justos de los que en
el discurso del actual presidente electo y su fórmula vicepresidencial han
denominado “los nadie”. Y ellos, los nadie, respondieron a la altura del
momento histórico al que fueron llamados para construir una nación distinta a
la que entregará el actual gobierno.
Sin duda, Petro
recibirá este 7 de agosto un país fracturado en diferentes sectores, un país al
que mayoritariamente le han quitado la esperanza de crecer y la fe en su clase
política, un país al que han saqueado y burlado periodo tras periodo y en ese
sentido; Petro tiene el deber constitucional y legal de llamar a la unidad
nacional, de construir un pacto entre diversos, tal cual lo manifestó en su
momento, cuando hacía referencia a que en un eventual gobierno, presidido por
él, nadie sobraría.
Las elecciones del pasado 19 de junio fueron un golpe
contundente para quienes han gobernado enfrascados en su infinito ego y
soberbia, nacida en el ejercicio de cargos que son netamente de servicio
público. También son un mensaje a que tarde o temprano, esos que históricamente
han excluido y repudiado en discursos politiqueros, buscan quienes mejor
representan y sientan sus clamores. Eso fue lo que decidió el pueblo
mayoritariamente el pasado 19 de junio.
Los nadie hoy sienten estar representados por un
gobierno electo, que en el camino a ello, ha prometido un mejor país donde se
les incluya.
Los nadie decidieron quien iba a ser el presidente de
la Republica.
Adenda: Dentro de esa lucha para buscar un mejor país, hay
un grupo que merece una mención aparte dentro de esos nadie; me refiero a los
jóvenes de este país, en especial a los estudiantes, esos que durante los
últimos meses se han cargado el país a sus hombros en las calles, sacrificando
incluso la vida misma para buscar mejores oportunidades. Mención especial a esa
juventud que lucha día a día y que está llena de aguante. Mención especial a
esa juventud llena de vida y amor por el país. La juventud de hoy está llamada
a construir país y en ese camino, han dado un paso gigante.
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