Por: Carlos Pérez Domínguez
El panorama del periodismo en Colombia es desalentador. Así lo evidencia el
reciente informe de Reporteros Sin Fronteras, que ubica a nuestro país en el
puesto 145 de 180 en la Clasificación Mundial de Libertad de Prensa. La
situación se viene agravando, pues en el ranking anterior se ubicaba en la
posición 134, es decir, cayó 11 puestos.
Según el informe publicado este 3 de mayo, Día Internacional de la Libertad
de Presa, “Colombia sigue siendo uno de los países más peligrosos del
continente para los periodistas”. Esa situación se amplifica en los territorios
más apartados donde los comunicadores tienen que lidiar con poderes locales,
que aumentan su vulnerabilidad.
A esto se suma una problemática que, si bien no es nueva, sigue dinamitando
el ejercicio periodístico. Se trata de la autocensura, un fenómeno que es fruto
de otro de los grandes flagelos que vive el periodismo: la falta de fuentes de
financiación. De acuerdo al informe de Reporteros Sin Fronteras “Los medios
regionales están cooptados por la financiación del sector público o por
empresas locales, limitando su capacidad crítica”.
En medio de tan aciago panorama es de resaltar el ejercicio que se realizó
en Sincelejo el último fin de semana denominado Laboratorio de Periodismo en Elecciones, organizado por Consejo de
Redacción, una asociación de periodistas que promueve principalmente el
periodismo de investigación.
En el encuentro de dos días, participaron periodistas de Sucre, Bolívar y
norte de Antioquia. Allí se abordaron temáticas relacionadas con la labor
periodística en esta parte del país, especialmente las relacionadas con la
dinámica político-electoral. Además, se socializaron herramientas conceptuales
y tecnológicas que permiten potenciar el trabajo periodístico.
El espacio sirvió también para intercambiar experiencias. Parte de los
testimonios son una radiografía del informe de Reporteros Sin Fronteras. Hay
mucha incertidumbre sobre el futuro de los medios tradicionales de
comunicación. La totalidad de los periodistas presente en el encuentro
emigraron o están en el proceso de emigrar al periodismo digital. La mayoría ha
hecho el tránsito desde el empirismo, aprendiendo sobre la marcha los
vericuetos del nuevo mundo de las redes sociales. Todo eso, en medio de una
situación económica cada día más apremiante, que obliga a depender de la
financiación pública.
A la lista de males se suman el reduccionismo al que está siendo sometido el
oficio periodístico. Hoy día cualquier persona con un celular puede decir “el
periodista soy yo”, olvidando que informar va mucho más allá de la publicación
de contenidos. Es común ver portales administrado por personas ajenas al
periodismo que aprovechan su popularidad en las redes para compartir noticias
falsas con objetivos particulares. Eso no es periodismo, pero se consume como
si lo fuera. La crisis de credibilidad que vive el sector se explica en parte
por esa situación.
A pesar de la sin salida en la que está inmerso el periodismo, genera
esperanza el entusiasmo mostrado por los comunicadores que participaron del
evento en Sincelejo. El humor y la camaradería siguen siendo parte fundamental
de la balsa que aún mantiene a flote a este, el mejor oficio del mundo.
Comentarios
Publicar un comentario