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FICO, PETRO, FAJARDO Y SUS DEMONIOS

Por: Jhonatan Bedolla Pérez.


La contienda electoral para llegar a La Casa de Nariño el próximo 7 de agosto ha desnudado por completo el tipo de candidatos y/o campañas que buscan ser gobierno durante los próximos cuatro años.

Colombia tiene un panorama social y económico bastante desalentador en la actualidad. Las alarmas están encendidas en todos los sectores y no es para menos. El mayor auspiciador de esas preocupaciones ha sido y seguirá siendo -al menos durante los próximos tres meses que le quedan de gobierno- el presidente Iván Duque Márquez, quien desde ya puede suscribirse en el top 3 de los peores presidentes de la historia reciente del país, junto a Pastrana y Samper. Y ojo, puede llegar uno más inepto que el actual mandatario y entonces tendríamos que hacer un top 4.

Y digo que puede llegar uno peor porque la actual disputa política me permite vislumbrar que no tenemos una contienda electoral con miras a la presidencia de la república a la altura de las problemáticas de distinta índole por las que atraviesa el país. Veamos el porqué

El de Uribe -Fico- ha hecho una campaña en la cual se ha encargado de despotricar a todo aquel que ve como rival directo en su aspiración presidencial. Es un personaje nefasto políticamente hablando, cero profundo y cuyo único discurso es la suma de lugares comunes sin el más mínimo nivel argumentativo y, lo más preocupante, refleja que tiene poco conocimiento del país y de la manera en cómo funciona El Estado. La única razón por cual Fico tiene opciones de ser presidente de la Republica es el apoyo deliberado y descarado del actual gobierno de Iván Duque y con ello, el de los medios de comunicación serviles a los intereses de los mismos de siempre. Nada nuevo ofrece el candidato de la derecha, el de Uribe.

Por otra parte, está el senador y candidato Gustavo Petro, quizás uno de los dos personajes que más odios y amores mueve en la política colombiana actualmente. Petro es un tipo muy inteligente, inigualable orador quien con su visión de país parece ser la persona – y digo persona, porque somos un país muy presidencialista, es decir; creemos que todos los problemas que nos agobian los va a resolver alguien que llega a gobernarnos por cuatro años- que Colombia necesita en estos momentos. O al menos esa es la impresión que dejan sus discursos en las distintas plazas públicas del país. Sin embargo, la gran preocupación que hay alrededor de Petro está en que, algunas de sus propuestas, técnica y presupuestalmente no son viables. Y sobre eso hay que prestar particular atención, no es posible que como país veamos incontrovertible las propuestas de un candidato que al día de hoy es el favorito para llegar a La Casa de Nariño. El crecer como país implica al menos, desde el plano de lo electoral, tener la capacidad para cuestionar objetivamente a quienes aspiran a gobernarnos. Sin importar en que orille esté.

La posibilidad de que Petro sea presidente es muy alta y eso despierta los odios viscerales en aquellos que se jactan de ser defensores de la democracia y de las instituciones, pero, sobre todo, defensores de las libertades, pero no sé a qué libertades se refieren, porque son opositores a todo aquello que implique libertades individuales en la democracia que dicen defender.

Luego esta Sergio Fajardo: un tipo tranquilo, medido y “que no polariza”; esto último es la cruz que carga el hoy candidato presidencial. El país le ha sabido cobrar sus ausencias en momentos políticos importantes. Fajardo es el típico hombre que no toma partido ni para bien ni para mal, un tipo neutro, un tipo tibio.  Un tipo al que los momentos de país lo han llamado y no tenido la gallardía para ser la voz que represente a millones.

A título personal, considero que Fajardo y su equipo han enfocado de manera equivocada la campaña presidencial.  Hoy solo representan a algunos sectores de las llamadas elites bogotanas. Eso de representar a las regiones y demás, parece ser que no pegó en ellos. Sin duda alguna, detrás de Fajardo hay gente muy interesante en términos de política y luchas sociales, ese debió ser el verdadero enfoque de esa campaña. En los municipios y departamentos que han sufrido el olvido de El Estado no se escucha de Fajardo, la conversación electoral está entre Fico y Petro. Algo no muy democrático y participativo, pero real.

La desazón nos envuelve, nos toca como país escoger al menos peor, porqué ninguno de los actuales candidatos presidenciales refleja el sentir serio, responsable y estadista que se requiere en alguien que aspira llevar los hilos de la investidura más importante del país dentro del próximo cuatrienio.  Algo desafortunado.

 

Adenda: El caso de Debanhi Escobar en Nuevo León – México ha despertado la sensibilidad de gran parte del continente americano. En Colombia todos los días tenemos a una nueva Debanhi. Ojalá podamos trabajar mancomunadamente para que no tengamos que lamentar episodios como el de la joven mexicana en ninguna parte del mundo. Repudio total.

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