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SUCRE TIENE UN PARAÍSO EN EL HECHIZO DE SUS PRADERAS


Por: Carlos Enrique Paternina Contreras – Arquitecto, planeador urbano, consultor y docente universitario.

Hace 54 años, los sucreños reunidos en silencio en la Catedral de Sincelejo bajo el clamor de los santos patronos con cuyos nombres se bautizaron algunos de los municipios, pedían se diese el milagrito de separarse del departamento de Bolívar; anteriormente en 1908 ese milagro se vio frustrado ante la poca vida del naciente departamento de Sincelejo, que no logró financieramente dar sustento a la responsabilidad político–administrativa. La noticia llegó a las 9 y 15 de la noche, y por supuesto el silencio dio paso a los gritos de júbilo.

Paradójicamente el nombre propuesto para el hoy llamado Sucre era departamento de Córdoba, quien si se logró constituir unos años antes. Aun cuando en 1957 el Presidente Gustavo Rojas Pinilla en discurso proclamado en la Plaza Olaya Herrera manifestó la necesidad y el compromiso de darle vida a este departamento, el sueño de los sucreños solo se alcanzó nueve (9) años después, lo que si se cumplió de esa solicitud inicial fue que la capital fuese Sincelejo. El Mariscal Antonio José de Sucre quien no solo fue uno de los grandes militares que emprendieron las gestas libertadoras, brilló como político y estadista, además de ser hombre de confianza del Libertador Simón Bolívar, en cuyo reconocimiento se le da por nombre a un territorio que se desprende del departamento de Bolívar; una remembranza a esa hermandad de los Próceres de la Patria.

Por bandera fue establecida dos (2) franjas de igual tamaño, que reflejan la prosperidad de sus verdes praderas, y el blanco como muestra de la paz del hombre sucreño, aun cuando la prosperidad sigue hoy alejada de la realidad de muchos de nuestros coterráneos, el blanco se ha manchado de rojo por décadas de muerte producto de múltiples conflictos algunos políticos, ideológicos o de distinta índole que nos han sumido en procesos de migraciones. En cuanto al escudo este refleja dos (2) realidades por un lado a la derecha medio cuerpo de una res cebú, que reflejaba el ser la capital cebuista de Colombia y al lado derecho el cuerno de la abundancia, nuevamente haciendo remembranza a la riqueza de las praderas.

Bajo el modelo centralista que ha sido uno de los sistemas de gobierno que se han implementado en la República de Colombia, fueron nombrados 30 gobernadores por disposición presidencial, y a partir de las medidas descentralizadoras provenientes de la Constitución Política de 1991, hemos escogido ocho (8) gobernadores por voto popular. Es común en estas fechas recordar a los prohombres que han llevado las riendas del departamento, como muestra de agradecimiento, sin embargo no es el sustento de estas cortas líneas, lastimosamente al mirar las cifras de Planeación Nacional, del DANE e incluso de organismos internacionales sólo se reflejan datos de una realidad latente en nuestros territorios, la participación del departamento en el PIB es solo de 0,83%, mientras que el 67,2% de los sucreños se ubica por debajo de la línea de pobreza, y un 24,5% de la población está por debajo de la línea de indigencia, la capital del departamento registró una de las tasas de desempleo más altas del país entre marzo y mayo del presente año, llegando a un 25,6%, a pesar de estos datos tenebrosos, ocupamos el primer puesto en el ranking de esperanza de vida.

Es poco lo que hemos avanzado en temas de desarrollo de nuestras praderas, dándole valor agregado para lograr eso que el cuerno de la abundancia se refleje en riqueza en nuestros territorios, en inclusión social hemos fallado al permitir el desplazamiento de miles de campesinos que han huido de la violencia, seguimos en disputas que nos apartan de acuerdos que fomenten el desarrollo sostenible. 54 años de vida del departamento de los sucreños, en el que seguimos clamando por ese Sucre que es un tesoro de belleza sin igual, en el que sus verdes montañas, sus arroyos y su mar reflejen ese paraíso, en el hechizo de sus praderas, y por fin sea esta tierra toda entera ¡UN GRAN JARDÍN PRIMAVERAL!


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